En esta etapa dejará de escuchar y tornará en un mero oyente, a la espera de "largar" su monólogo, que siempre será el mismo "EL INFALIBLE".
Su miopía le impedirá analizar las necesidades reales del cliente y no adaptará su discurso a las mismas.
De esta manera este "profesional" se convertirá en su principal obstáculo a la hora de cerrar la operación, al no ser capaz de expresar abiertamente el BENEFICIO que de verdad satisfaga a su interlocutor.
Otra de sus peculiaridades radica en que desaparece el análisis posterior, ya que al alcanzar este umbral "divino", todo se convierte en una rutina victoriosa que no debe ser analizada:
"Sino se ha vendido es porque el cliente o bien no sabe lo que quiere o simplemente no era un candidato real"A este escalón podemos llegar en cualquier momento, para evitarlo debemos ser autocríticos y escuchar siempre a los demás.
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